Opinión: A la luz de las dudas
- Casa Independiente Amazónica
- 22 sept 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 2 oct 2024

La sequía que vivimos en Ecuador es de interés y preocupación para todos los sectores. Cuando pensábamos que habíamos aprendido la lección tras la problemática de 2023 (en la que se experimentó una situación similar), el Gobierno nos ofrece soluciones que nos dejan con más dudas que respuestas.
Comprar energía a países vecinos, sabiendo que en algún momento las negociaciones se suspenderán debido a que ellos también enfrentan necesidades; adquirir una barcaza que apenas alivia el 3% de la demanda nacional y que no ha sido efectiva debido a contratiempos para anclarla y ponerla en operación (ya que se desconocen aspectos de la geografía marítima en territorio); y el bombardeo de nubes para propiciar lluvias, una práctica que depende de las corrientes de aire y de la evaporación que forman nubes adecuadas, según National Geographic, que contengan gran cantidad de agua y que además se encuentren por debajo de los cero grados Celsius.
La situación empeora con la noticia de que en los próximos meses de octubre y noviembre se agravará aún más. Podríamos sobrellevar esta realidad, pero es la incertidumbre de cuándo suspenderán el servicio de electricidad la que nos tiene “a mal andar”.
Esta mañana, mientras realizaba algunas compras temprano, observó que muchos lugares estaban cerrados. Los propietarios que se atrevieron a abrir sus negocios se apresuraron a buscar alternativas porque, según el Gobierno, el corte de energía sucedería a las 08:00. Aquellos con generadores ya tenían todo listo; en cuanto se fuera la luz, simplemente encenderían sus motores (que ya estaban conectados en los exteriores de sus locales), lo que, de alguna manera, solucionaría el problema. Los que no contaban con este recurso, creativamente buscaban alternativas para evitar que sus productos se dañaran.
Una vecina, dueña de una pequeña tienda en el centro de Macas, llenó su congelador de helados con fundas de hielo para que los productos no se echaran a perder. “Lo que temo es que se dañe el yogur; si lo pongo con los helados, corro el riesgo de que se congele, y si lo dejo afuera, se va a dañar”, afirmó. Otro vecino, dueño de una panadería, bastante enojado, dijo desconocer que hoy habría cortes de energía.
Pasaron los minutos, y todo estaba listo para lo que sería uno de los cortes de energía más largos de este año. Se trataba de 8 horas de suspensión, afectando a doce provincias, incluyendo Morona Santiago.
Sin embargo, la agenda publicada por la Empresa Eléctrica Centro Sur contradijo lo anunciado la noche anterior por el COE Nacional. Los cortes de energía estarían organizados por horarios, en cuatro jornadas, una medida de último minuto que intentó ser un consuelo para una población que despertó en apuros ese domingo. Pero, como de costumbre, los cortes no se ajustaron a los horarios previstos, lo que terminó decepcionando a todos.
Incluso una novedad bastante penosa y preocupante se registró en una entidad bancaria de la ciudad, pues, los usuarios no podían entrar ni salir de las instalaciones tras la suspensión de luz.
El Gobierno enfrenta una nueva crisis marcada por los problemas de estiaje, un asunto que parece tanto sencillo como complicado; se trata, en gran parte, de sus problemas de comunicación.
Las constantes contradicciones evidencian que, en estos momentos, el Ejecutivo no sabe con certeza qué hacer. A esto se le suma una pobre campaña de comunicación que, lejos de conectarse con los jóvenes, se ha convertido en objeto de críticas.
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