La vergüenza cambia de bando
- Casa Independiente Amazónica
- 12 sept 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 2 oct 2024

Y es que lejos de dejarse consumir por la vergüenza y la clandestinidad, Gisèle P., le da rostro y nombre a la realidad que cientos de mujeres viven hoy en día. Su caso se convirtió en verdadera bandera de lucha. La francesa fue sometida a sumisión química por su marido durante más de 10 años y además, fue violada por al menos 83 hombres cuando estaba inconsciente. Este caso que conmociona al mundo visibiliza una realidad completamente tangible: las agresiones sexuales contra las mujeres y uno de sus capítulos más obscuros: la sumisión química.
¿Qué tipo de personas podrían perpetrar tales hechos?

El juicio en este polémico caso dio inicio este 2 de septiembre de 2024. El acusado, un hombre jubilado llamado Dominique P, usaba sustancias químicas para sedar a su esposa al punto de la extrema inconciencia durante casi diez años e invitaba a extraños a violarla en su casa de Mazan, una pequeña ciudad del sur de Francia, en el tribunal de Aviñón. De los 83 hombres, hay 50 acusados, de ellos, 18 se encuentran en prisión preventiva; son hombres con edades comprendidas entre los 21 y los 68 años en el momento de los hechos.
De los 51 hombres, tan solo dieciocho de ellos se encuentra en prisión preventiva.
Al escándalo se suma el hecho de que los acusados son hombres de diferentes profesiones: desde bomberos, hasta periodistas...; algunos de ellos solteros, casados y divorciados.
De acuerdo a la agencia AFP, Véronique Le Goaziou, investigadora del Laboratoire Méditerranéen de Sociologie, especializada en violencia sexual, declaró antes del juicio que: "No existe un perfil típico de violador. El violador es un tipo cualquiera".
La mayoría fue solo una vez al domicilio del principal acusado en la localidad de Mazan, en el sur de Francia. Diez fueron en varias ocasiones, hasta seis noches en algunos casos. El hombre no les pedía dinero a cambio.
En el perfil psicológico de los acusados, se indica que no padecen patologías psicológicas importantes, aunque tienen un sentimiento de "omnipotencia" sobre el cuerpo femenino, según los expertos. Muchos alegan que creían participar en las fantasías de una pareja libertina.
Los investigadores identificaron 92 violaciones desde 2011, cuando la pareja vivía en la región de París, pero sobre todo a partir de 2013, tras mudarse a Mazan, y hasta 2020. El exempleado de una compañía de electricidad administraba a su esposa un fuerte ansiolítico y los hombres, contactados en un sitio de citas tenían la orden de no despertarla.
Otras de las peticiones eran no oler a perfume ni a tabaco, calentarse las manos con agua caliente y desvestirse en la cocina, para evitar olvidar prendas en la habitación.
Lo más crudo del hecho, es que Gisèle se enteró de lo ocurrido a sus 68 años, cuando todas las violaciones salieron a la luz después de que su marido fuera sorprendido en 2020 en un centro comercial grabando bajo las faldas de las clientas.

Los investigadores, en un hallanamiento, encontraron en su computadora muchas fotos y videos de la víctima, visiblemente inconsciente, mientras decenas de desconocidos la violan. Tan solo en el celular de Dominique, se habrían encontrado más de 20.000 videos.
Según el abogado de Gisèle, Maître Stéphane Babonneau, el juicio se celebra con el único objetivo de que "la vergüenza cambie de bando". Este caso se constituye en uno de los más perturbadores de la historia reciente, ya que no solo habla respecto a los hechos atroces cometidos contra la víctima, sino de los actos moustrosos que pueden llegar a existir dentro de hogares aprarentemente funcionales y de varios años.
La agencia EFE en Europa: "A diferencia de otros casos de abuso sexual, donde el objetivo puede ser el lucro o el poder, lo que impulsaba a Dominique era el puro voyeurismo". Sobre esto, se habla de una desviación sexual del hombre, que prácticamente convertía a su hogar en un sitio macabro donde satisfacía sus perversiones.
Pero las atrocidades no concluyen aquí, tras su detención, la unidad de casos sin resolver lo implicó en otros dos, un asesinato con violación en París en 1991, que él niega, y un intento de violación en 1999, que admite tras identificarse su ADN. Estos hallazgos permiten añadir una nueva esca a la ya perturbadora historia de Dominique, ya que no se trataría tan solo de un presunto perpetrador de una red de violaciones sistemáticas, sino también un posible asesino y violador en serie.
Un caso que revela varios vacíos
De acuerdo al medio digital France 24, "El caso de Gisèle P. pone en el centro del debate un fenómeno que ha pasado desapercibido tanto para la Justicia como para el sistema médico".
Un ejemplo, el término "sumisión química", no está formalizado en el derecho penal francés, pero su relevancia ha cobrado fuerza. Sandrine Josso, legisladora francesa que lideró una comisión parlamentaria sobre la “sumisión química”, ha expresado a la agencia AFP que este caso debe servir como un punto de inflexión para que Francia revise sus leyes y su cultura en torno al consentimiento.
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